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Medicamentos Centenarios - Heparina

La heparina es, después del paracetamol y la aspirina, un medicamento que, seguramente, ya has utilizado alguna vez. Si alguna vez te han operado, o has tenido que estar en cama durante una buena temporada, casi seguro que te han puesto inyecciones de heparina, al menos, una vez al día. Sí, la heparina es la inyección que en el hospital te ponen un poco antes de cenar y que, cuando te envían a casa, suelen recetarte para que “te pinches tú”.

Usos de la heparina

La heparina se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre en quienes padecen algunas afecciones médicas o se someten a ciertos procedimientos médicos que aumentan las probabilidades de que éstos se formen.

También se usa para impedir que crezcan coágulos ya formados en los vasos sanguíneos, pero no puede disminuirlos. En pequeñas dosis, se utiliza para impedir la formación de los coágulos en los catéteres.

A veces, se utiliza (sola o combinada con aspirina) para evitar los abortos espontáneos y otros problemas entre las mujeres embarazadas con ciertas dificultades y que ya han tenido problemas similares en embarazos anteriores

Historia de la heparina

La historia de la farmacología no podría entenderse sin el descubrimiento y desarrollo de la heparina. Posiblemente un medicamento de los más usados en el mundo que, en 2016, cumplió cien años.

La heparina fue descubierta por William Howell y Jay McLean en 1916. “Técnicamente” debería atribuírsele a McLean que fue quien consiguió aislar un fosfátido (compuesto soluble en grasa) de las células hepáticas de perros. Al hacerlo, observó excesos de sangrado en aquellos en los que experimentó. Sin embargo, McLean tuvo que marcharse de la universidad un año más tarde y fue Howell quien desarrolló el anticoagulante y lo llamó heparina (que proviene del griego “Hepar” que significa hígado).

No obstante, no es hasta mediados de los 30 cuando se obtienen preparados con la suficiente pureza para iniciar estudios clínicos en pacientes. Durante las siguientes décadas, varios investigadores fueron perfeccionando la técnica de purificación, el uso y la comprensión del compuesto hasta conseguir, a finales de los 80, las “heparinas de bajo peso molecular” que hoy en día se utilizan para la administración clínica. En nuestras fuentes podrás leer más sobre la evolución de la heparina.

Heparina: “No siempre ha estado ahí”

Igual que con el paracetamol y la aspirina, hoy en día, muchos verán la heparina como “algo que siempre ha estado ahí”. Es lo que tiene la investigación médica. Al principio todo el mundo se sorprende y alegra por algún descubrimiento de este tipo, pero con el paso de los años, nos olvidamos de que ha llevado mucho tiempo, esfuerzo y dinero conseguirlo y, lo más importante, que si no hubiera investigación médica las cosas serían bastante más duras y complicadas. Afortunadamente, esto no es así. Siempre hay alguien en busca de descubrir o perfeccionar un medicamento para que nos podamos beneficiar de ello.

 

 

 

INDACEA es una asociación sin ánimo de lucro para la financiación de la investigación médica. El máximo objetivo de INDACEA es acelerar la obtención de tratamientos para las patologías que existan en el momento con la esperanza de beneficiar al máximo a los afectados por encima de cualquier otro interés. Creemos que, en la actualidad, la mejor forma de alcanzar nuestro máximo objetivo es la investigación médica y, por ello, la defendemos y fomentamos. Es decir, encontrar tratamientos, es nuestro objetivola financiación de la investigación médica, nuestra herramienta.

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La información contenida en este documento NO debe usarse como sustituto del consejo de un médico debidamente cualificado y autorizado u otro proveedor de atención médica. La información proporcionada aquí es para propósitos educativos e informativos solamente. Consulte con un médico si sospecha que está enfermo.

 

 

Photo Credit Top Picture via pixabay cc 

 

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La heparina es, después del paracetamol y la aspirina, un medicamento que, seguramente, ya has utilizado alguna vez. Si alguna vez te han operado, o has tenido que estar en cama durante una buena temporada, casi seguro que te han puesto inyecciones de heparina, al menos, una vez al día. Sí, la heparina es la inyección que en el hospital te ponen un poco antes de cenar y que, cuando te envían a casa, suelen recetarte para que “te pinches tú”.

Usos de la heparina

La heparina se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre en quienes padecen algunas afecciones médicas o se someten a ciertos procedimientos médicos que aumentan las probabilidades de que éstos se formen.

También se usa para impedir que crezcan coágulos ya formados en los vasos sanguíneos, pero no puede disminuirlos. En pequeñas dosis, se utiliza para impedir la formación de los coágulos en los catéteres.

A veces, se utiliza (sola o combinada con aspirina) para evitar los abortos espontáneos y otros problemas entre las mujeres embarazadas con ciertas dificultades y que ya han tenido problemas similares en embarazos anteriores

Historia de la heparina

La historia de la farmacología no podría entenderse sin el descubrimiento y desarrollo de la heparina. Posiblemente un medicamento de los más usados en el mundo que, en 2016, cumplió cien años.

La heparina fue descubierta por William Howell y Jay McLean en 1916. “Técnicamente” debería atribuírsele a McLean que fue quien consiguió aislar un fosfátido (compuesto soluble en grasa) de las células hepáticas de perros. Al hacerlo, observó excesos de sangrado en aquellos en los que experimentó. Sin embargo, McLean tuvo que marcharse de la universidad un año más tarde y fue Howell quien desarrolló el anticoagulante y lo llamó heparina (que proviene del griego “Hepar” que significa hígado).

No obstante, no es hasta mediados de los 30 cuando se obtienen preparados con la suficiente pureza para iniciar estudios clínicos en pacientes. Durante las siguientes décadas, varios investigadores fueron perfeccionando la técnica de purificación, el uso y la comprensión del compuesto hasta conseguir, a finales de los 80, las “heparinas de bajo peso molecular” que hoy en día se utilizan para la administración clínica. En nuestras fuentes podrás leer más sobre la evolución de la heparina.

Heparina: “No siempre ha estado ahí”

Igual que con el paracetamol y la aspirina, hoy en día, muchos verán la heparina como “algo que siempre ha estado ahí”. Es lo que tiene la investigación médica. Al principio todo el mundo se sorprende y alegra por algún descubrimiento de este tipo, pero con el paso de los años, nos olvidamos de que ha llevado mucho tiempo, esfuerzo y dinero conseguirlo y, lo más importante, que si no hubiera investigación médica las cosas serían bastante más duras y complicadas. Afortunadamente, esto no es así. Siempre hay alguien en busca de descubrir o perfeccionar un medicamento para que nos podamos beneficiar de ello.

 

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INDACEA es una asociación sin ánimo de lucro para la financiación de la investigación médica. El máximo objetivo de INDACEA es acelerar la obtención de tratamientos para las patologías que existan en el momento con la esperanza de beneficiar al máximo a los afectados por encima de cualquier otro interés. Creemos que, en la actualidad, la mejor forma de alcanzar nuestro máximo objetivo es la investigación médica y, por ello, la defendemos y fomentamos. Es decir, encontrar tratamientos, es nuestro objetivola financiación de la investigación médica, nuestra herramienta.

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