




[:es]
¿Impugnar patentes?: Un tema “peliagudo”.
Durante estos meses, el tema de la patentes ha cobrado gran relevancia tras la decisión de Gilead de comercializar Sovaldi (fármaco para el tratamiento de la Hepatitis C) a unos precios demasiado altos.
Esta semana aparecía la siguiente noticia: Médicos del Mundo pide impugnar la patente del Sofosbuvir. Nos encontramos ante una disyuntiva: por un lado, por el bien de los afectados, sería positivo que la iniciativa tuviera éxito, pero por otro lado, se plantea la duda de si esa decisión podría reducir el incentivo de la industria farmacéutica para desarrollar otros fármacos ante la posibilidad de que le retiren su patente.
Hoy en día, el mayor volumen de inversión en investigación médica lo realiza la industria farmacéutica y, ésta se mueve por la búsqueda de una rentabilidad económica. Ello es bueno y es malo a la vez porque allá donde haya una rentabilidad, ellos invertirán y lo harán con un volumen de dinero tan grande, que la solución a una enfermedad será cuestión de tiempo. Sin embargo, la parte negativa es doble: 1) Existen patologías que no reciben su atención por no ser económicamente rentables y 2) Los medicamentos pueden tener un precio elevado o incluso “engordarlo” (último párrafo de la noticia).
Centrándonos en los últimos acontecimientos relacionados con Sovaldi, cabe destacar que, en realidad, Gilead no ha sido quien ha desarrollado el fármaco (Sovaldi-Sofosbuvir), sino que lo ha obtenido tras absorber a otra compañía (Pharmasset). Puedes leerlo aquí: ¿Quién está detrás del laboratorio que fabrica Sovaldi? y El ‘español’ que inventó la cura de la hepatitis C.
Se estima que, actualmente, Gilead ya podría haber conseguido amortizar el coste que supuso el medicamento (ver noticia) y, ahora, todas las ventas se tornan en beneficios netos.
Hacia el final del artículo “El ‘español’ que inventó la cura de la hepatitis C”, el propio investigador reconoce que ha cobrado una buena cantidad de dinero, pero también es cierto que ha trabajado muy duro para conseguirlo ya que, hasta que no se vio que iba a tener éxito, todas las puertas se le cerraron. Este investigador arriesgó por su trabajo y, por ello, probablemente merece una buena recompensa.
INDACEA
Lo que en INDACEA nos preguntamos ahora es cuántos investigadores existirán con moléculas con grandes posibilidades de curar enfermedades, pero que no tienen (o no han tenido) la suerte de recibir los fondos que necesitan para desarrollar los fármacos.
Acudiendo a un ejemplo más real y más cercano a nuestra situación, el proyecto para enfermedades raras que se está intentando financiar ahora, está muy cerca de poder iniciar la fase de ensayos clínicos (ensayos en humanos). Para esta primera fase de financiación, INDACEA ha acordado con el centro que realiza la investigación obtener una parte de los beneficios que se pudieran conseguir si se vendiera el fármaco que están desarrollando. Lo mismo sucedería si hubiera una segunda ronda de financiación y decidiéramos participar. En caso de que se produjera la venta del fármaco, tendremos dos opciones: o recibir el dinero para financiar nuevos proyectos de investigación médica o no recibir la parte que le corresponda a cambio de un abaratamiento de un futuro tratamiento.
Triste, pero cierto
Nos gustaría que el sistema no funcionara como lo hace ahora (las grandes inversiones en investigación médica se hacen por razones económicas), nos encantaría poder cambiarlo, pero hemos de ser pragmáticos y adaptarnos a la situación actual y, lo que la realidad dice es que si no hay expectativas de rentabilidad económica o de otra índole personal (estar afectado o tener una persona muy cercana afectada), no se invierte. Es triste, pero también es cierto. Desgraciadamente, nosotros lo estamos viviendo en primera persona.
Visto que el Estado nunca ha manifestado una predisposición a apostar por la investigación médica y que no parece que vaya a modificar su actitud en el medio plazo, desde INDACEA se ofrece la posibilidad de que sean los particulares quienes aporten una pequeña cantidad (desde sólo 5€/mes) a las enfermedades que deseen.
En general, las personas que nos oyen hablar sobre INDACEA, se entusiasman y nos apoyan con gran fervor, sin embargo, luego no se traduce en fondos para la investigación médica, sino en “enhorabuenas” y “felicidades”.
Somos conscientes de ello (calculamos que entre el 0’25% y 0’7% de las personas que nos oigan aportarán a la investigación médica) y, por ello, pedimos tu ayuda. No sólo necesitamos que te decidas a aportar ya a la investigación médica, sino que también hables de INDACEA por doquier y que se lo recuerdes a la gente con la que ya has hablado porque, en general, estas decisiones suelen ser de las de “me encanta, luego lo hago…”, y ese “luego” se eterniza.
Recuerda: INDACEA se basa en mucha gente aportando muy poco para conseguir mucho. Photo Credit Top Picture via: pixabay cc
¿Impugnar patentes?: Un tema “peliagudo”.
Durante estos meses, el tema de la patentes ha cobrado gran relevancia tras la decisión de Gilead de comercializar Sovaldi (fármaco para el tratamiento de la Hepatitis C) a unos precios demasiado altos.
Esta semana aparecía la siguiente noticia: Médicos del Mundo pide impugnar la patente del Sofosbuvir. Nos encontramos ante una disyuntiva: por un lado, por el bien de los afectados, sería positivo que la iniciativa tuviera éxito, pero por otro lado, se plantea la duda de si esa decisión podría reducir el incentivo de la industria farmacéutica para desarrollar otros fármacos ante la posibilidad de que le retiren su patente.
Hoy en día, el mayor volumen de inversión en investigación médica lo realiza la industria farmacéutica y, ésta se mueve por la búsqueda de una rentabilidad económica. Ello es bueno y es malo a la vez porque allá donde haya una rentabilidad, ellos invertirán y lo harán con un volumen de dinero tan grande, que la solución a una enfermedad será cuestión de tiempo. Sin embargo, la parte negativa es doble: 1) Existen patologías que no reciben su atención por no ser económicamente rentables y 2) Los medicamentos pueden tener un precio elevado o incluso “engordarlo” (último párrafo de la noticia).
Centrándonos en los últimos acontecimientos relacionados con Sovaldi, cabe destacar que, en realidad, Gilead no ha sido quien ha desarrollado el fármaco (Sovaldi-Sofosbuvir), sino que lo ha obtenido tras absorber a otra compañía (Pharmasset). Puedes leerlo aquí: ¿Quién está detrás del laboratorio que fabrica Sovaldi? y El ‘español’ que inventó la cura de la hepatitis C.
Se estima que, actualmente, Gilead ya podría haber conseguido amortizar el coste que supuso el medicamento (ver noticia) y, ahora, todas las ventas se tornan en beneficios netos.
Hacia el final del artículo “El ‘español’ que inventó la cura de la hepatitis C”, el propio investigador reconoce que ha cobrado una buena cantidad de dinero, pero también es cierto que ha trabajado muy duro para conseguirlo ya que, hasta que no se vio que iba a tener éxito, todas las puertas se le cerraron. Este investigador arriesgó por su trabajo y, por ello, probablemente merece una buena recompensa.
INDACEA
Lo que en INDACEA nos preguntamos ahora es cuántos investigadores existirán con moléculas con grandes posibilidades de curar enfermedades, pero que no tienen (o no han tenido) la suerte de recibir los fondos que necesitan para desarrollar los fármacos.
Acudiendo a un ejemplo más real y más cercano a nuestra situación, el proyecto para enfermedades raras que se está intentando financiar ahora, está muy cerca de poder iniciar la fase de ensayos clínicos (ensayos en humanos). Para esta primera fase de financiación, INDACEA ha acordado con el centro que realiza la investigación obtener una parte de los beneficios que se pudieran conseguir si se vendiera el fármaco que están desarrollando. Lo mismo sucedería si hubiera una segunda ronda de financiación y decidiéramos participar. En caso de que se produjera la venta del fármaco, tendremos dos opciones: o recibir el dinero para financiar nuevos proyectos de investigación médica o no recibir la parte que le corresponda a cambio de un abaratamiento de un futuro tratamiento.
Triste, pero cierto
Nos gustaría que el sistema no funcionara como lo hace ahora (las grandes inversiones en investigación médica se hacen por razones económicas), nos encantaría poder cambiarlo, pero hemos de ser pragmáticos y adaptarnos a la situación actual y, lo que la realidad dice es que si no hay expectativas de rentabilidad económica o de otra índole personal (estar afectado o tener una persona muy cercana afectada), no se invierte. Es triste, pero también es cierto. Desgraciadamente, nosotros lo estamos viviendo en primera persona.
Visto que el Estado nunca ha manifestado una predisposición a apostar por la investigación médica y que no parece que vaya a modificar su actitud en el medio plazo, desde INDACEA se ofrece la posibilidad de que sean los particulares quienes aporten una pequeña cantidad (desde sólo 5€/mes) a las enfermedades que deseen.
En general, las personas que nos oyen hablar sobre INDACEA, se entusiasman y nos apoyan con gran fervor, sin embargo, luego no se traduce en fondos para la investigación médica, sino en “enhorabuenas” y “felicidades”.
Somos conscientes de ello (calculamos que entre el 0’25% y 0’7% de las personas que nos oigan aportarán a la investigación médica) y, por ello, pedimos tu ayuda. No sólo necesitamos que te decidas a aportar ya a la investigación médica, sino que también hables de INDACEA por doquier y que se lo recuerdes a la gente con la que ya has hablado porque, en general, estas decisiones suelen ser de las de “me encanta, luego lo hago…”, y ese “luego” se eterniza.
Recuerda: INDACEA se basa en mucha gente aportando muy poco para conseguir mucho. Photo Credit Top Picture via: pixabay cc




